Jose M. L. P.
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El martes 9 de diciembre de 1980 entraba en servicio la vieja rula, que en aquel momento fue denominada la Nueva Lonja de Pescados, ubicada en el complejo pesquero de la carretera de San Juan. A pesar de esta puesta en marcha efectiva, la inauguración oficial se pospuso hasta el 2 de febrero del siguiente año, precisamente durante la festividad de la Virgen de las Mareas.
De esta forma culminaban cuatro años de gestiones iniciadas por la Cofradía de Pescadores y la Junta del Puerto, que desde hacía tiempo habían señalado la necesidad de dotar a Avilés y al sector pesquero asturiano en general de una lonja de subastas acorde a las necesidades reales del momento.
La lonja que se inauguró en 1980 era la cuarta con la que hasta entonces había contado la ciudad. La primera había sido construida en 1920 en un lugar más cercano al casco histórico, ubicado entre las vías del tren y el antiguo muelle pesquero, en las inmediaciones del Paso de Larrañaga. En una primera fase se trató de una construcción pequeña, muy modesta, hecha de madera, que menos de una década después sería derribada. Un lustro más tarde se construiría una más amplia que tenía más capacidad para las subastas.
Sin embargo, después de la Guerra Civil, la pesca se convierte en la principal actividad económica de la ciudad y ante el creciente número de descargas de pescado, se propone la construcción de una nueva lonja que impida que gran parte de la carga sea trasladada a Gijón para ser subastada.
Así, la segunda lonja en la historia de la ciudad será inaugurada el 19 de junio de 1944, muy cerca de la anterior, manteniéndose en funcionamiento durante casi cuatro décadas. Precisamente hasta la puesta en marcha de la que a día de hoy es conocida como la vieja rula.
La vieja rula supuso en su momento un gran avance en distintos aspectos. Constaba de una cancha para subasta de 523 metros cuadrados, para 201 compradores. Un tamaño muy superior a la anterior. Además, contaba con 14 almacenes para fresqueros y un almacén para depósitos de casi mil quinientos metros cuadrados. Eran unas instalaciones que cubrían las necesidades de una flota pesquera que nada tenía que ver con la de 1944. En 1980, la flota avilesina la componían alrededor de 20 embarcaciones tripuladas por unos 280 pescadores y 24 embarcaciones de bajura tripuladas por unos 200 pescadores. Además, la lonja también era la base de ventas pesqueras para embarcaciones de La Arena, Candás o Luanco, por no hablar de otras venidas de otras partes del Cantábrico.
Pero la vieja rula no solo supuso un avance en términos cuantitativos, ya que fue la primera lonja del país que informatizó todo el proceso de venta, utilizando un enorme ordenador IBM, muy novedoso en la época, y que LA VOZ DE AVILÉS quiso resaltar en sus informaciones de entonces.
La vieja rula se mantuvo activa durante 29 años hasta que se consideró la construcción de una nueva, la cuarta, más lejos de la ciudad, más amplia y con importantes novedades que la hicieron ser presentada por las autoridades en 2009 como «la más moderna de España, la gran referencia para el sector pesquero de toda la cornisa cantábrica». La Nueva Rula comercializa actualmente la mayor parte de los desembarcos realizados en Asturias y ha sido diseñada de forma que la gestión energética sea respetuosa con el medio ambiente. Ello le ha llevado a ser en muchos aspectos una referencia nacional y europea.
La vieja rula continúa, pero de distinta forma. Una parte ha sido reutilizada. Allí se puede encontrar a la Cofradía de Pescadores Virgen de la Mareas o a la Cruz Roja. Otras partes aún permanecen infrautilizadas. Un espacio histórico de la ciudad que de momento ha conseguido sobrevivir, al contrario de las anteriores lonjas, pero que permanece al final del paseo de la ría esperando a ser completamente aprovechado, al contar con un enorme potencial para ser disfrutado por los avilesinos, quienes todavía hoy se ven separados de la ría y de la vieja rula por las vías del tren.
ISMAEL JUÁREZ